El conejo, en distintas culturas, es un símbolo cargado de misterio y encanto, una figura que atraviesa el velo entre lo místico y lo cotidiano. En las tradiciones mesoamericanas, es un espíritu travieso y creativo, asociado con la fertilidad, la abundancia y el ciclo de la luna, portador de historias sobre el renacimiento y la regeneración. En la cultura japonesa, el conejo es visto como una criatura sagrada que vive en la luna, eternamente ocupado en crear el elíxir de la inmortalidad. Para los antiguos celtas, era un animal sabio, un guía entre mundos que representa la intuición y la adaptabilidad. Así, el conejo salta entre mitos y leyendas, recordándonos el misterio de la vida y el poder de los ciclos que renuevan el alma.